lunes, agosto 15, 2005

Entrevista a Marchant: Presidente de la SECH


En las últimas elecciones de la Sociedad de Escritores de Chile, fue elegido presidente el escritor san miguelino Reinaldo Marchant. El nuevo presidente, uno de los presidentes más jóvenes de la SECH, estudió en la Universidad Católica. Ha sido profesor y diplomático, articulista y cronista Actualmente es profesor de literatura de la Universidad Diego Portales y Consejero Nacional del libro y la Lectura.
Primero una pregunta pedestre ¿De qué vives, con qué pagas tus cuentas?
En este maldito país que nos tocó nacer – sin que nadie nos preguntara-, a un escritor de familia sencilla, sin recursos, como la mía, tiene que inventarse día a día el mendrugo para que no mueran de inanición los sueños. De modo que obtengo el sustento haciendo artículos que me pagan mal, haciendo talleres literarios, de pronto siendo jurado de concursos que también pagan mal, y esperando que la puta vida una mañana te premie con un regalo impensado: una beca, un premio, un viaje pagado, esas cosas.
¿Te da lo mismo para quién trabajas?
Detesto a los burócratas, a los oficinistas, ¡y no puedo siquiera imaginarme marcando una vil tarjeta! La independencia y soberanía tienen un precio y lo pago para no convertirme en una abúlica criatura triturada por el sistema.
¿Qué te impulsó a ser escritor? -¿Puedes decir cómo empezó tu carrera de escritor?
A uno nadie lo impulsa, esto uno lo descubre cuando pasan los años. Nadie le enseña cómo dominar el balón a un crack y nadie le enseña a escribir a un soñador. La magia tiene un nombre: Destino. No hay otra.
¿Ha influido tu madre en el hecho de que tú seas escritor?
Ella, junto a un montón de seres anónimos, que vi, conocí, que pasaron, o me hablaron en alguna etapa de la vida. A todos ellos agrego los sueños, vivencias, lecturas, sufrimientos, vagancia, etc.
¿Qué autores han influido más en tu literatura?
Poetas, novelistas, cuentistas, filósofos, sicólogos, putas que narraros sus vidas, viejos obscenos que develaron sus fantasmas, revistas, diarios: no le hice, ni le hago, el quite a nada. Siempre queda algo. Te pongo dos ejemplos: Las memorias de una pulga y Drácula, me enseñaron más que cualquier panfleto editado por Planeta o Alfaguara...
Según tu opinión ¿Existe un eje por los cuales pase nuestra generación, o hay voces muy divergentes dentro de ella?
Nuestra Generación nunca existió seriamente. Fue sólo un invento mediático para favorecer a un grupo proclive a la publicidad. Escribí un largo artículo llamado “Des-generación”, que salió en La Epoca. Yo jamás me sentí parte de un grupo porque no tengo afinidad literaria, intelectual, epocal, histórica, con los demás escritores.
De todos tus libros publicados ¿tienes alguno que consideres programático o central de tu obra? Dicho de otro modo, ¿qué libro tuyo recomendarías a alguien que quiera interesarse por tu literatura? ¿Cuál es tu mejor libro?
Mi vida, que está a pedazos en cada uno de mis libros. Y que la considero bella: soy el quinto hijo de Rosa Marchant, mujer analfabeta; semi huérfano; nací en la extrema pobreza en los potreros de la Granja; jugué fútbol en un club profesional gracias al único juguete que tenía acceso, la pelotita; a los 17 años, el 74, salí junto a mi familia a la Argentina, y luego regresé, combatí en un partido de izquierda durante la dictadura, viví años en La Victoria, estudié en la mejor universidad de Chile, me nombraron diplomático, ja, y escribo libros sin la ayuda de nadie.Quisiera preguntarte si la actual crítica nacional tiene algún valor para ti y si en los hechos recuerdas alguna crítica que te haya influenciado. La crítica no existe. Y si esta viene, bien. Si no llega, no importa. La única crítica que me interesa es la de escritores relevantes.
Podrías contarme cómo ves el desarrollo de tu narrativa en el futuro cercano, las ideas hacia dónde se encamina ¿Cuáles serían tus apuestas más serias?
Nunca me he preocupado del tema. Lo único que me importa realizar es escribir.
Hay escritores, por ejemplo Jorge Edwards, que afirman que el medio literario chileno es muy destructivo, porque tienden a pensar y decir que todo lo chileno es malo. ¿Lo has sentido de ese modo?
Yo opino que acá los escritores no tienen dignidad: están hechos de mentiras, manipulación, bandas, y son unos cobardes que actuan soterrados, sin reconocer a los mejores. ¿Quién, en su momento, reconoció que el mejor escritor era Roberto Bolaños? Nadie.
Hay un porcentaje de escritores de tu generación que escribieron o escriben fuera de Chile ¿Qué rol le asignas a la literatura de exilio?
Todavía no sé qué es literatura del exilio... Conozco bien la literatura del exilio patrio: la que se hizo y se hace acá –creo que aún solos exiliados en Chile-. De todas formas, admiro hermosas novelas que se escribieron afuera: las de Bolaños, Electorat, etc.
En artículo (Literatura y Talento. Tristísima demolición de la novela, El Mercurio 3 de octubre de 2004) Enrique Lafourcade afirma que “en los de los últimos 20 años la novela pierde fuerza. Se llena de reclamaciones políticas, de confesiones eróticas. Hace sufrir a los lectores”. ¿Qué respondes a esa afirmación?
Pienso que actualmente no se escriben buenas novelas porque el país está podrido, y como está en ese lamentable estado de estiércol, entonces las editoriales publican frivolidades, pasquines, historietas de amor cursi, etc. Celebro a aquellos escritores que escriben lo que su corazón y espíritu desea, aunque sus libros aparezcan en la medida de lo posible.
Textos
© Omar Pérez Santiago
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